Todo valió un zarpazo al corazón,
disimulo, no hay delator.
Palpitación, encontrar lo que busque:
trocitos de sospecha, siete siglas de papel.
¿Quién pudo ser?, quiero que seas tú,
¡dímelo, dimelo una vez!
Por clemencia por favor,
dímelo, confiesa,
tal vez no existas, ante la duda un sueño.
Cariño, mi vida, criatura de rubí.
Tal vez no fuiste dímelo.
Ese rencor que en verso,
mi visión confiesa,
cada frase con sigilo, cicatriz en melodía,
si no existe huella, y tu carta me nublo.
Quien pudo ser quiero que seas tú,
¡Dímelo dimelo una vez!
Fue una burla por favor,
dímelo, confiesa, tal vez no existas,
ante la duda un sueño.
Cariño, mi vida, criatura de rubí,
que puedo hacer sin tu vigor.
Esa ternura incierta, aunque me muera en ella,
cada frase con sigilo, cicatriz en melodía,
si no existe huella, y tu carta me nublo.
No, aunque no deba suplicarte,
ven, ¡dímelo una vez!
¡No!, aunque tal vez deba indignarme,
hazlo otra vez.
Y aunque sea sólo un gesto,
un guiño sólo... Un beso, ¡inténtalo una vez!
Antes de cada cita mi deseo es que digas:
¡Sí!
¿Quién pudo ser? Quiero que seas tú.
Dímelo, dimelo una vez,
por clemencia por favor.
¿Quién pudo ser? Quiero que seas tú.
Dímelo, dimelo una vez, fue una burla por favor.
Tal vez no exista ante la duda un… SÍ.
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