Sé que no debería, pero a estas horas la mente se escapa y comienza a recordar momentos pasados, más o menos tristes, más o menos olvidados.
Son como gotas que poco a poco me nublan los demás pensamientos alegres, y mi felicidad se torna silencio; y en mi silencio brotan las lágrimas.
Quizá no te lo merezcas, quizá nunca me mereciste. Es el sueño que se repite: un final interruptus, un vacío que no sé llenar. La pesadilla de volver a ver tus ojos y encontrar únicamente el adiós.
Sé que no debería, es lo que tiene el silencio. Me transporta a tus brazos, meciéndome mediante susurros que me dejan hipnotizada. Me cantas mis tristes versos, Polly... Polly... Y poco a poco voy despertando, el silencio se vuelve grunge.
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