Hay gente que escribe sin pararse a pensar en lo que dice. Simplemente busca su fama, su gloria y estar entre los más leídos del universo blog. Por eso me fui del diario Qué, porque entendí que alguien, para situarse a dos cabezas por encima de mi blog, me dedicó un post enterito diciendo las cosas tan maravillosas que posee Málaga. Y eso, queridos lectores, eso es querer vender una moto de quinta mano y sin gasolina.
Málaga, le disguste a quien le disguste, es una ciudad gobernada por y para gente con pasta. Así lo desmuestra su suelo de mármol de la famosa calle Larios, y en la otra punta de la ciudad, el suelo sucio y lleno de basura de barrios no tan favorecidos.
Por y para ricos, y oiga, no se meta con el alcalde. Se me ocurrió comentar que, si el alcalde dejase de dar brillo al mármol de dicha calle, e hiciese algo por las demás, la ciudad iría mejor. Y ya se me echó a los perros. ¿Tal vez porque no conocen los barrios pobres? ¿O es que ignoran su existencia?
Lo he dicho muchas veces, así, Málaga no cuenta con mi voto ni con mi beneplácito para ser erigida como Ciudad Europea de la Cultura 2016, que para algo está Córdoba con sus calles limpias y con su alcaldesa algo más humana y bajada de las alturas.
A mi me dedicaron un post diciendo "tenemos tantas estatuas y tantos museos", pero no ponía en ningún sitio dónde quedan los ciudadanos. Y eso me indigna...
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