La casa no es muy grande, sin embargo
mi asesino se ha podido instalar en un rincón
junto a la caja donde
transporta sus herramientas criminales.
Cenamos juntos cuando vuelve, yo
de la jornada infame de trabajo.
Después me acuesta con un beso en la frente
y me cierra los párpados.
Yo inmovilizo los pulmones para
no respirar su aliento,
un aliento mortal que ha de matarme
un día.
Texto: Juan José Millás, "De corpore insepulto" (Madrid, 1988)
Fotografía: Salvador Dalí, Man Ray
3 aleteos de polillas:
Conio que miedo de post.
No seas tan pesimista, que no todos los hombres van matando a sus parejas. Hay mucho loco suelto
Sí, tú fíate, siempre alerta polilla....
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