Sí, ya sé que hace unos días que saltó a la luz el triste final del rey del pop, pero las continuas informaciones no dejan de asaltarnos, sin reparar en detalles escabrosos, monstrándonos una estrella apagada por la locura de la fama y una infancia terrible.
He de confesar que de pequeña me daba miedo ese bailarín marroncillo que poco a poco se fue convirtiendo en el fantasma de la ópera. Si me paro a observar sus rasgos finales, me da más miedo aún. ¿Realmente odiaba tanto a sus padres, los cuales le llevaron a un caos de vida siendo un niño, como para borrar cualquier parecido con ellos?
Me llama especialmente la atención los millones de nuevos fans que de repente le han salido al cantante, como si tras la muerte de éste, se hubiese puesto de moda ser fan suyo.
Cuánta hipocresía.
0 aleteos de polillas:
Publicar un comentario