Desde pequeños convivimos con el miedo, con el terror a la muerte. Nos despertábamos y la televisión emitía imágenes desoladoras: coches incendiados, charcos de sangre... en vez de nuestros dibujos animados favoritos.
Luego llegó aquel verano, no entendíamos muy bien por qué, pero un secuestro se convirtió en el epicentro de la vida de todo un país. Yo deseaba con todas mis fuerzas que lo soltaran... pero un tiro en la nuca acabó con las ilusiones. Aquella fue la primera vez que acudí a una concentración silenciosa: minutos de silencio que se hicieron eternos.
Hoy ha sido uno de esos días: hubiese preferido seguir durmiendo, soñando con un mundo donde no existen los terroristas, donde las bombas no se ocultan en los bajos de los coches... donde los muertos de ETA siguen vivos.
2 aleteos de polillas:
Jo, yo siento lo mismo... yo tb estuve ahí en la plaza de la constitución, encendiendo una vela cada hora hasta las 5 de la tarde... pa ná.
Qué impotencia más grande, y más aún después de haber conocido lo preciosa que es Euskadi y la gente que tiene y el mal tan grande que estos desgraciados le hacen.
Desde que nací he tenido que vivir siempre las mismas acciones. En las noticas, en lo periodocos y por mas que preguntaba a mi madre no lo entendia, igual cuando me haga mayor lo comprendo. Tanto tiempo ha pasado y aún no comprendo el motivo de tal viles y deleznables actos.
Ojala algún día termine y espero vivir para verlo.
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