Cobardes

Soy Rocío Segovia y tengo 23 años. Sé que hay muchas personas que me leen, y que tienen mi blog entre sus favoritos, también me visita mucha gente buscando poemas, preciosas imágenes de hadas u opiniones varias.

Sin embargo, soy hija de Rafael Segovia, o como lo conocen en el pueblo: Rafael el Carola (mi abuela paterna se llama Carolina, de ahí el apodo). Mi padre es concejal. Lleva muchos años, desde prácticamente su adolescencia, dedicado a la política. En sus libretas siempre hay ideas geniales para mejorar el pueblo. En serio, todas son geniales. Por supuesto, no todo el mundo piensa así... de hecho... Es en este punto cuando entran los buitres e insultan a mi padre y, por extensión, a mí misma.

Pero, hoy quiero que sigan leyendo todo este post y luego piensen: ¿sus hijos escriben esto sobre mí? Créanme, queridos lectores insulta-papás, podrán descalificar todo lo que quieran... pero jamás sus hijos escribirán en un blog, que es leído por cientos de personas, que les quieren. Leánlo y repitanlo: ¿les quieren?

Porque yo le quiero, y me siento ORGULLOSA de mi padre (mamá, de tí también, pero hoy no te toca!). Y eso es lo más importante.

A mí me da igual, sinceramente, que me insulten, que en vez de Polilla escriban Ladilla (querido $.M.K. no me creo que con tu gran ingenio no se te haya ocurrido este juego de palabras antes!)
En serio: me da igual.

Es como un juego de niños: a falta de razonamientos lógicos, insultos zafios: ¡tonto, no tonto tú!

Soy Rocío Segovia y tengo 23 años. Tengo un padre al que adoro, es prácticamente un mago para mí: abro sus libretas y me transporto a un Algarrobo perfecto. Qué pena que, por el momento, no dejen vía libre a los soñadores. El mundo podría ser mejor, sin duda.

Un beso.