La escritura automática es una forma de hacer que aflore el subsconsciente. Consiste en situar el lápiz sobre el papel y empezar a escribir, dejando fluir los pensamientos sin ninguna coerción moral, social ni de ningún tipo. Es un método defendido y usado principalmente por André Breton y los surrealistas, en la primera mitad del siglo XX, considerando que de esa forma el yo del poeta se manifiesta libre de cualquier represión y dejando crecer el poder creador del hombre fuera de cualquier influjo castrante.
Su propósito es vencer la censura que se ejerce sobre el inconsciente, merced a unos actos creativos no programados y sin sentido inmediato para la consciencia, que escapan a la voluntad del autor. Entonces compone directamente el inconsciente, liberado de la censura.
También me gusta escribir de esta forma, escuchando buena música, bien rock o heavy, bien música clásica.
Pero... No me pidáis que lo haga aquí y ahora. Pues, de esta forma, no sale nada automático.
Vale, prometido, el próximo post contendrá escritura automática... Utilizaré esta técnica:
- Armar su mano de un lápiz, de un carboncillo, de un pincel mojado en tinta, etc..
- Acercarla a una hoja de papel virgen.
- Relajarse.
- No temer.
- Observar.
- A lo mejor la mano no quiere moverse, se queda quieta, como muerta, sin saber cómo ni por dónde empezar.
- Pero puede también que se ponga a marcar la hoja de papel enseguida, aunque sea un poquito sólo, al principio, antes de coger más fuerza y rapidez.
- Y puede también que se ponga a bailar frenéticamente desde el inicio.
- Puede que decida manchar o destrozar lo escrito anteriormente.
- Observar. Esto es todo lo que está permitido.
- Está prohibido participar en el marcaje de la hoja de manera reflexiva, ni se puede interferir en el proceso, sólo cabe observar. La regla es desaparecer, no intentar actuar.
- Pero es grato – a veces – sentir que su mano tiene una vida propia, tiene su propia energía, su ritmo, unas ideas propias insospechadas, y que sabe más de la cuenta. No se trata de reproducir ni de ilustrar, sólo de abrir nuevos canales creativos.
- En un momento, que es preciso reconocer por arte de magia, se para la composición.
- Está terminada. Ya no se puede ni añadir ni quitar nada.
- No hay regla, con una mancha, a veces, basta...
Los elefantes ortopédicos al comienzo se volverán manzanas constantemente
Porque los aviadores aman las ciudades encendidas como flores
Música entretejida en los abrigos de invierno
Tu boca surtidor de ademanes ascendentes
Palmeras cálidas alrededor de tu palabra itinerario de viajes fáciles
Tómame como las violetas abiertas al sol.
Fuente: Wikipedia
Un saludo, ¡deseadme suerte!
Rocío Segovia
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