Despertarte súbitamente... Aún no es de día. Miras el despertador... 3:24.
Voces y una melodía de móvil. Pensar en aquellas manos arrugadas. Unas lágrimas amenazan en el borde de los ojos. La garganta apenas deja pasar el aire, el nudo se hace mayor y más apretado. Romper la oscuridad pensando que la persona que te crió y te enseñó a ser lo que eres se ha ido. ¡Abuela... aún no te vayas!
Conforme bajas los escalones tu cuerpo empieza a doler. No es ella. Aún no. La muerte ronda al tío de mi madre. Nos ronda a todos, si nos descuidamos.
Un poco de alivio.
Si hubiese sido ella la casa sonaría a llanto.
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