O mejor: cómo cambiamos nosotros. Puedes llegar a odiar una palabra que antes te era indiferente. Como aquella canción, tu canción favorita, que ahora no puedes escuchar sin derramar una lágrima, porque la lejanía de una voz rota se ha hecho realidad, y en la realidad no te hace nada de gracia cosas que te emocionaban. La música es lo que tiene: cuenta historias que parecen preciosas, o que aunque no lo sean, así las entendemos nosotros. Hasta lo más triste puede ser bello tras una melodía pegadiza. Hasta lo más desgarrador puede ser parte de tu canción favorita. Y cómo volver a cantar, a voz de grito, la canción en inglés que tanto te gustaba. Aquella que contaba hechos espeluznantes. Aquella que, incluso, te parecía sexy, provocadora.
"She threw her arms around him and began for to weep
At last Pretty Polly, she fell asleep"
Dock Boggs, Pretty Polly
Las palabras son como un caleidoscopio. Cambian según donde nosotros posemos la mirada.
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