Despertar y decidir. Buenos días, Chispa. ¡Hora de levantarse! Mientras yo me arreglo para el viaje, ella se despereza lenta y perezosamente. Prefiere mi cama a su colchoncito. Y yo prefiero dormirme con el susurro de su respiración a la soledad de una cama grande. Desayuno...
Cada día observo el mar desde la ventana en movimiento de mi autobús rojo. Voy dejando atrás olas y grandes rocas que luchan por la supervivencia. A veces entre la espuma aparecen cuerpos valientes; algunos ya tostados por el sol, y otros visitando por vez primera la playa. A través del doble cristal cubierto de huellas dactilares no me llega la brisa, ni ese olor tan característico que arrastran las olas. El olor del fondo del mar: arena fina, algas que se enredarán en mis pies indecisos y algunos moluscos tímidos que esquivan banquitos de peces.
Pronto la serpiente motorizada se aleja del mar. Bordea carreteras asfaltadas y se introduce en una vorágine de locos nerviosos por llegar a un trabajo que no les satisface. A mi alrededor alguien ronca. Los demás nos sumimos en pensamientos que se asemejan a sueños. Calma a mi alrededor.
Al bajar la cuesta el mar asoma a lo lejos. El bichito rojo se acerca a él, pero a última hora decide que no, que tiene que hacer su trabajo y llevarnos, como cada día, a la universidad.
Cada día observo el mar desde la ventana en movimiento de mi autobús rojo. Voy dejando atrás olas y grandes rocas que luchan por la supervivencia. A veces entre la espuma aparecen cuerpos valientes; algunos ya tostados por el sol, y otros visitando por vez primera la playa. A través del doble cristal cubierto de huellas dactilares no me llega la brisa, ni ese olor tan característico que arrastran las olas. El olor del fondo del mar: arena fina, algas que se enredarán en mis pies indecisos y algunos moluscos tímidos que esquivan banquitos de peces.
Pronto la serpiente motorizada se aleja del mar. Bordea carreteras asfaltadas y se introduce en una vorágine de locos nerviosos por llegar a un trabajo que no les satisface. A mi alrededor alguien ronca. Los demás nos sumimos en pensamientos que se asemejan a sueños. Calma a mi alrededor.
Al bajar la cuesta el mar asoma a lo lejos. El bichito rojo se acerca a él, pero a última hora decide que no, que tiene que hacer su trabajo y llevarnos, como cada día, a la universidad.
Buenos días.
1 aleteos de polillas:
Emulando a Coelho? jejje a esas horas yo emulo al perro de mi vecino que no deja de sobar XDD
Un saludo!
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