Las arrugas aparecen si gesticulamos demasiado. Si reímos o lloramos con demasiada frecuencia. Pero no somos robots. Todos tenemos sentimientos. Y arrugas.
Al igual que las cicatrices, ¿quién no ha hecho nunca nada que no debiera? Hasta el mago más famoso de la literatura (nuestro crecidito Harry Potter) conserva una en su frente, por encontrarse en el sitio y momento equivocado. Lo mismo le ocurrió a Emily Young, en la saga Crepúsculo, por encontrarse demasiado cerca de un lobito feroz.
A veces el recuerdo que nos sobreviene al contemplarlas es más doloroso que el dolor mismo que se produjo al hacérnoslas. Sobre todo si esas cicatrices se alojan en el alma.
2 aleteos de polillas:
Pensé que el mago más famoso de la Literatura era Merlín... o si acaso Gandalf...
P.D.: Estoy en el aula de informática... otra vez no hay clase -_-
¿Tú es que siempre me tienes que contradecir o qué? Mira que te crujo!! No te metas con mi Harry, eeeh!! xD
¡¡Un beso, filósofooo!!
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