Es Claudia un personaje singular e irrepetible. Se la echa mucho de menos en el resto de la saga de Anne Rice y en la película se come a Louis y a Lestat cada vez que los rizos de oro, la sonrisa ingenua y maligna a un tiempo y el cuerpo pequeño de esta niña eterna aparecen en escena.
Me cuesta catalogarla como malvada ya que, a pesar de ser vampira y de disfrutar de su condición quizás es porque aceptó su destino con resignación, frustrada como estaba por no poder crecer.
Es desesperantemente desgarradora su mirada y su primera frase como vampira ese ¡Quiero más! que me hiela la sangre cada vez que lo leo o lo escucho.
El amor de Claudia por Louis es recíproco y puro, dulce, casto, amable y triste a la vez, sobre todo por la imposibilidad de ser real.
Parece increible que una criatura tan aparentemente frágil, suave e inocente pueda albergar tanta maldad y furia en su interior.
Es sobrecogedora la escena en la que, tras sacar toda su fuerza interior para enfrentarse a Lestat, dicho sea de paso, aquí Louis queda como un auténtico cobarde, pero es cuando pide a Louis que la levante del suelo ya que sus faldas están mojándose con la sangre del cuello que ella acaba de rebanarle a Lestat, en ese momento, ella, con el cuchillo aún en la mano, recupera parte de su inocencia parte de su "quiero-ser-y-no-puedo-ser-porque-mi-estatura-no-me-lo-permite".
Me parece un personaje sorprendente y pienso que su muerte es injusta, además no entiendo como Anne Rice prescinde de ella tan pronto, ya que tiene una facetas tan ricas y variadas que le habría dado mucho juego en sus posteriores novelas.
Aunque, habrían sido amargas las historias vividas por Claudia, por su obligada niñez eterna. Y siempre nos habríamos seguido preguntando, como sin duda se cuestionaba ella: ¿Cómo habría sido si hubiera tenido la oportunidad de crecer?
1 aleteos de polillas:
Que personaje tan maravilloso.
Un saludete.
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