"Si las condiciones climatológicas se repiten periódicamente como las estaciones, ¿qué extraño es que las generaciones humanas sean también periódicas en su desarrollo, y haya algunas de ellas llamadas a construir y otras a derribar, unas que iluminen el mundo con su palabra y su acción, y otras que duerman apáticas sin soñar siquiera, siendo árboles estériles perdidos en el desierto, y en cuyas ramas no se posa ningún ave del cielo para entonar sus melodiosos trinos?"
El texto anterior fue escrito por Carlos Rubio en 1869, sólo un año después de la revolución de 1868, también llamada La Gloriosa, en el que se destronó a la reina Isabel II y que dio paso al Sexenio Democrático.
Yo quiero formar parte de esa generación que no se queda dormida y es prácticamente estéril. Yo quiero poder decir, como Carlos Rubio, que viví un momento de cambio, y que tras alzar mi voz, junto a las voces de otros que comparten mis inquietudes, todo pasó a ser distinto, a ser mejor.
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