Vuestro tiempo ya pasó. Tenéis que asumirlo. Los lemas juveniles sólo remarcan los surcos de vuestras panzas, y por más gritos que peguéis, esas arrugas seguirán ahí, impasibles, contemplando cómo dejáis que la vida siga pasando sin hacer nada. Es la Revolución de los maniquíes.
Asumidlo: sois simples marionetas. Los titiriteros juegan con vosotros. Pobrecillos, dirán, no sirven para nada. Y el gran contenedor abrirá sus fauces por mucho que os agarréis a los bordes. En el abismo os juntaréis con la demás escoria mediática. Tertulianos, criticones, cotillas de pacotilla. Cobardes excusados tras la barrera del "se dice", "se comenta". Simples dummies.
Usar y tirar. Como un pañuelo usado de cientos que se aloja en lo más profundo de la papelera, junto a tarjetas de cirujanos semidioses y cajetillas de cerillas con nombres exóticos. Asumidlo.
Usar y tirar. Como un pañuelo usado de cientos que se aloja en lo más profundo de la papelera, junto a tarjetas de cirujanos semidioses y cajetillas de cerillas con nombres exóticos. Asumidlo.
El mundo no está hecho para vosotros. Sólo sois maniquíes, figurantes de metálico metal, fabricados en cadena.
Se siente: loritos que repiten hay a patadas. Sólo los realmente brillantes gobernarán el mundo. Yo por si acaso empiezo a hacer méritos.