Continuamente nos quejamos de lo mal que estamos: de que estamos gordos, resfriados, somos bajitos o no somos capaces de pasarnos una pantalla de la consola. Pero qué ilusos somos...
Si eso fuera la vida, cualquiera podría ser feliz. Sin embargo la verdadera felicidad se puede romper en cualquier momento, y te desgarra la realidad, y las tonterías se dejan a un lado, y empiezas a verlo todo como si no tuviera importancia. Tus logros personales, académicos y profesionales son meros detalles en la maraña de la vida. Y ya nada importa porque la felicidad se quedó atrás, en el justo momento en que la venda fantástica destapó tus ojos.
Bienvenidos a mi realidad. Disfruten de la suya, si es que aún son felices.
1 aleteos de polillas:
Creo que te entiendo muy bien, Poly. Pero espero poder ponerme otra vez la venda cualquier día de estos.
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